La garrafa de gas llega a los
Bs 100 y el litro de gasolina, a Bs 10
Autor: Javier Badani
Los ríos son las carreteras de las que dependen las vidas de los tacana. El costo de los productos de primera necesidad se disparan debido a la dificultad de movilidad de los comunarios.
Aquí las carreteras que conectan a la gente son de agua y los medios de transporte, artesanales embarcaciones de madera llamadas “peque”. El río Madre de Dios y arroyos como el Toromonas son las únicas vías de conexión que tienen los comunarios de la TCO Tacana II. Claro, depender de los afluentes amazónicos conlleva dificultades.
En época seca, cuando merman las lluvias y el nivel del agua declina, salir de las comunidades hasta El Chivé (Pando) –lugar neurálgico para el abastecimiento de los tacana y punto de salida hacia Cobija, la capital de departamento más cercana- puede tomar hasta 15 horas. Se trata de toda una travesía que implica, en el caso de los comunarios de El Tigre, la comunidad tacana más alejada, un gasto de aproximadamente 900 bolivianos para la compra del combustible requerido para impulsar la precaria embarcación. El litro de gasolina llega a los 10 bolivianos, un costo que triplica el monto que se cancela en las ciudades.
“Mandar a un dirigente para cualquier trámite al municipio (de Ixiamas, en cuya jurisdicción se halla la TCO Tacana II) o ir hasta allá para pedir medicinas nos sale una fortuna y toma días.
Primero hay que salir de la comunidad por río hasta El Chivé, que está en Pando. Luego se debe ir por tierra hasta Cobija y de allí se debe viajar hasta Rurrenabaque, que está en Beni. De allí hay que cruzar a San Buenaventura para volver a entrar a La Paz, y de allí viajar hasta Ixiamas. El retorno es similar”, explica Edgar García, comunario de Toromonas.
Las enormes distancias causan que elementos como el gas sean productos de lujo debido al alto costo de transporte. Una garrafa llega a costar 100 bolivianos, por lo que las familias optan por cocinar con leña. El kilo de carne en El Chivé llega a costar 35 bolivianos y el de pollo, 25 bolivianos.
El kilo de carne en El Chivé
A la falta de agua potable se suma la carencia de servicio eléctrico. La mayoría de las familias recurren a motores generadores de energía que funcionan con gasolina y que encienden sólo al anochecer. En Toromonas, uno de los comunarios instaló un motor de gran capacidad para brindar el servicio a los habitantes. El costo mensual es de 300 bolivianos, monto que quienes optan por este servicio cancelan en un solo pago tras la zafra anual de castaña.
Ni las unidades educativas ni las postas de salud cuentan con infraestructura adecuada. Es escaso el apoyo del municipio de Ixiamas, de la que dependen las cuatro comunidades que conforman la TCO Tacana II. En Toromonas, por ejemplo, el municipio sólo aportó con 24 calaminas a la construcción de las aulas. Los comunarios pusieron el resto del material y la mano de obra de la estructura para que los 130 alumnos de primaria y secundaria pasen clases. La comunidad alimenta a los maestros desde que éstos se quejaran de la cantidad de alumnos que deben atender lo que implica mayor carga de trabajo.
La mejor estructura de salud se halla en Las Mercedes, pero carece de medicamentos ya que la doctora encargada sólo cuenta a disposición con las medicinas correspondientes los seguros Universal Materno Infantil y del Adulto Mayor. Esta situación se repite en las demás comunidades. “Aquí está prohibido enfermarse. Y si es algo grave, el viaje hasta Cobija es eterno”, explica Teodosia Castellón. Los comunarios hacen uso de hierbas, raíces y otros elementos de la selva para tratar enfermedades, como el cafecillo y el paquio, para tratar el paludismo y la fiebre.
Con todo, una de las pocas alegrías que el Estado ha dado a los habitantes de la TCO Tacana II es la construcción de antenas de comunicación, que son levantadas por la empresa ENTEL.
“Escucho en la radio la publicidad del Gobierno y me digo: de qué país me hablarán, ¿no? Porque lo que es aquí, nada de esas maravillas han llegado”, concluye en una asamblea una de las comunarias de Puerto Pérez.