Divididos por la política y por tres creencias religiosas

Autor: Oscar Díaz Arnau

Cecilio Tardío Chávez nació en Villa Hermosa, en la última comunidad fundada, allá por 1996, después de que la gran mayoría de los guaraníes fueron liberados de la servidumbre.

Hoy es profesor del Centro de Educación Alternativa (CEA) y tutor del internado “San Jorge de Ipati”, pero se muestra desencantado. Cree que los partidos políticos y las “sectas”, como les llama él, dividen a su pueblo.

Habla de los tres grupos religiosos que se distribuyen la fe de los creyentes en Ipati y que menciona en este orden: la Iglesia católica, las Asambleas de Dios y la Unión Cristiana.

“Haciendo una comparación del pasado y lo actual, hay un bajón tremendo, yo diría, porque ya no hay esa unidad que había antes. Y en muchas de las autoridades hay intereses personales, cada uno se va por su camino, ya no hacen el trabajo que dicen las bases; eso es notorio, en todas las comunidades estamos así”.

No piensa lo mismo el también profesor Bailón Guzmán, guaraní nacido en Charagua Norte, región de Cordillera, departamento de Santa Cruz (este de Bolivia).

La mitad de su vida ha dictado clases en distintos cursos de primaria. Hoy, en Huacareta, tiene 10 alumnos.

“La comunidad está organizada, hace trabajo colectivo, o sea se ayuda. Si hay alguna emergencia o enfermedad, la gente se colabora”, manifiesta él.

Bailón tiene cinco hijos y no está casado.

—En la cultura guaraní, a veces a los 30 años de estar de concubinos, ahí recién se casan. Esa es la costumbre de aquí —revela este docente de 41 años.

Dice que antes no se matrimoniaban pero que ahora sí, incluso por cualquiera de las tres iglesias que se disputan la confianza eterna de los comunarios.

Aunque calcula que hay más evangélicos, él piensa casarse por la Iglesia católica.

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